La Solución Bíblica al Estrés: Entrar En El Descanso De Dios

 

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Este libro está dedicado a mis cuatro hijos, especialmente a mis dos hijos mayores, Mario Simon y Karen Nicole, que fueron separados de mi custodia simplemente por orar con ellos por abogados y jueces sin escrúpulos por razones puramente monetarias en lo que los expertos describen como una forma de tráfico de niño que en América hoy.  En el centro de este tráfico de niños se encuentra una forma de abuso del gobierno causada por el sistema judicial (abogados, jueces, magistrados y otros), que produce en sus víctimas una forma de daño psicológico conocido como síndrome de abuso legal, que es probablemente responsable, directa o indirectamente para más del 60% de todos los suicidios entre niños y adultos en América. Ver detalles en www.VoteFamily.Us.   Este libro es lo que me ha permitido no sólo sobrevivir, sino prosperar a través de una de las tribulaciones más horribles que una familia puede pasar: la pérdida de su familia a manos de un sistema judicial corrupto. Entonces, ¿cómo puede alguien sobrevivir a esto, y muchos otros tipos de atrocidades e injusticias en este mundo? entrando en el reposo de Dios.

I.  Para entender el reposo de Dios, tenemos que entender nuestra naturaleza trina: cuerpo (representado por el corazón), la mente y el alma.  Mire el diagrama:
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Amaras al Señor tu Dios con todo tu CORAZON, y con toda tu ALMA, y con toda tu MENTE (Mateo 22:37).

Dios hizo las siguientes promesas que en Cristo se cumplieron: “pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil. Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis leyes y decretos” (Ezequiel 36:26).

“Porque la Palabra que Dios … es más cortante que toda espada de dos filos, que penetra hasta la línea divisoria del aliento de vida (alma) y [el inmortal] Espíritu, … exponiendo y separando y analizando y juzgando los pensamientos ((mente )) y las intenciones del corazón ((respuesta de nuestro cuerpo de estos pensamientos)) “(Hebreos 4:12).

“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y vuestro Espíritu y vuestra alma y CUERPO, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:23 NVI).  Para armonizar Mat 22:37 con Ezequiel 36: 26-27, 1 Tesalonicenses 5:23, y otros pasajes que usan terminos similares, aquí Espíritu y alma = Nuevo Espíritu y CUERPO= mente y corazón (organo principal de respuesta del cuerpo a los pensamientos).

Ahora, ya somos una nueva criatura en nuestro Nuevo Espíritu, pero tenemos que traer esta realidad a nuestro mundo a través de la renovación de nuestras nuestras mentes: “Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto” (Romanos 12:2).

“Por tanto, nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).  “De esta manera se hace realidad el amor en nosotros, para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como es Jesucristo” (1 Juan 4:17).

II.  Ahora que entendemos nuestra naturaleza trina, podemos comprender mejor la forma de entrar en el reposo de Dios:
Entramos en el reposo de Dios a través de la renovación de nuestras mentes
, y por medio de nuestras tribulaciones, Dios nos enseña a confiar en que ya ganó la victoria en la cruz, y que en Cristo Jesús, todas las promesas de Dios se cumplen (2 cor. 1:20); que nuestros niños son separados para el servicio de Dios: son Santos y santificados (1 Corintios 7:14), que todos nuestros niños seguirán al Señor y grande será su prosperidad (Isaías 54:13 ), y que Dios lo hará volver a nuestra casa, la casa de Dios, como se había prometido en Jeremías 31:16-17. Descansamos en sus promesas, y al igual que Josué hoy decimos: yo y mi casa serviremos a Jehová (Josué 24:15). CREO en las promesas de Dios y entramos en su reposo, como se prometió en Hebreos 4, por lo que, confiadamente entramos al trono de Dios y permanecemos allí para recibir su misericordia y encontrar gracia que nos ayude en nuestros momentos de necesidad.

Esta es la posición de los que estamos en Cristo:

“El SEÑOR le dijo a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos bajo tu poder». El SEÑOR extenderá desde Sión la autoridad de tu reino   hasta que domines a tus enemigos. De buena gana tu pueblo se ofrecerá cuando juntes tu ejército. Se pondrán sus uniformes de gala, se reunirán temprano en la mañana; te rodearán y no se apartarán de ti.” (Salmos 110:1-3) Palabra de Dios para Todos (PDT). //Jehová dijo a mi Señor: «Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.» Jehová enviará desde Sión la vara de tu poder: «¡Domina en medio de tus enemigos! Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu mando, en la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora tienes tú el rocío de tu juventud.» (RVR1995)

“quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y poderes” (1 Pedro 3:22).

“En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él (Jesús) es, así somos nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17).

“Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29).

“Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo” (2 Corintios 5:21).

“Pero Dios mismo los ha unido a ustedes con Cristo Jesús, y ha hecho también que Cristo sea nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra liberación” (1 Corintios 1:30-31).

En ese día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo salí del Padre…Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo!” (Juan 16:26-27, 33).

III.  Si estamos en Cristo, ya hemos vencido al mundo, y estamos espiritualmente sentados en lugares celestiales con él.
Con esta verdad en mente, cada tribulación que se nos presente es sólo una oportunidad para ejercer el poder que ya tenemos en Cristo para reemplazar el mal con el bien, y traer el cielo a la tierra. Lo que era para nuestro mal, Dios usa a continuación, para nuestro bien, a causa de su amor por nosotros, y porque le permitimos dirigirnos a caminar en su propósito para nuestra vida (romanos 8:28), que es el destruir las obras del maligno: … “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del maligno” (1 Juan 3:08). De hecho, toda la creación está esperando la manifestación de los hijos e hijas de Dios: “Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos e hijas de Dios” (Romanos 8:19).

El propósito de Jesús para destruir las obras del maligno debe ser el propósito de cada uno de los cristianos. Yo no sé ustedes, pero yo estoy cansado de este tipo mintiéndonos, y dándonos la ilusión de que está ganando. Por lo que yo recuerdo, mayor es Jesús que está en nosotros, que el maligno que está en el mundo, el cual ya ha sido derrotado con todos sus ángeles: “habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz. Y habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de El” (Colosenses 2:14-15).

No importa lo mal que nuestras circunstancias puedan parecer, esto es sólo una ilusión. Podemos comenzar a experimentar el cielo en la tierra, cuando permanecemos en Cristo, caminando conforme a su propósito para nuestras vidas. Como una de las más grandes mujeres de nuestro tiempo, Madre Teresa, una vez dijo: “nosotros no estamos llamados a tener éxito, pero ha perseverar. ”

La estrategia de Satanás es de hacernos ansiosos trayendo tribulaciones a nuestras vidas, pero la prescripción de Jesús es que echemos todas nuestras ansiedades sobre Él, poniéndolas a los pies de la cruz. Cuando creemos, como Josué y Caleb hicieron, que no importa lo grande que nuestros adversarios sean, Dios ya los ha entregado en nuestras manos, podemos caminar sin miedo y conquistar la tierra prometida (traer el cielo a la tierra: “vénganos tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo). Porque a él [satanás] lo vencemos por la sangre del Cordero, la palabra de nuestro testimonio, y porque nosotros no nos aferramos a nuestras vidas, incluso en frente de la muerte (Apocalipsis 12:11).

La puerta del maligno está en creer la mentira de que Dios no se preocupa por nosotros, que no nos ama, lo que provoca ansiedad en nuestros corazones y nos deja propenso a los ataques del maligno. Cuando esta mentira entre en nuestras mentes, sólo tenemos que poner nuestra atención en Juan 3:16: “Porque tanto amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.”

“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El os exalte a su debido tiempo, echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado de vosotros. Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el maligno, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar.  Pero resistidle firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, El mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá. A El sea el dominio por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Pedro 5:6-11).

Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz. Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2: 14-15).

Jesús cargó la cruz por nuestros pecados, para que nosotros podamos cargar nuestras cruces de proposito, las obras que ha preparado para nosotros desde la fundacion del mundo:

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas” (Efesios 2:8-10).

“Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12:1-2).

La cruz de nuestro proposito es liviana y nos lleva a la vida:

“Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la encontrará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? ¿O cuánto podrá pagar el hombre por su vida?” (Mateo 16:24-26).

“Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros” (Mateo 11: 28-30).

Dios nos consuela en nuestros sufrimientos y aflicciones para que nosostros consolemos a otros:

“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues él es el Padre que nos tiene compasión y el Dios que siempre nos consuela. 4 Él nos consuela en todos nuestros sufrimientos, para que nosotros podamos consolar también a los que sufren, dándoles el mismo consuelo que él nos ha dado a nosotros” (2 Corintios 1:3-4).

Dios preparó un propósito para nuestras vidas, una carrera esta delante de nosotros, y El nos da su gracia para cumplir con nuestro propósito y acabar nuestra carrera.

“Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: «Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.” (Efesios 4:7-8).

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (11-13).

“…tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.” (Santiago 1: 2-8).

Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Pues por Cristo hemos podido acercarnos a Dios por medio de la fe, para gozar de su favor, y estamos firmes, y nos gloriamos con la esperanza de tener parte en la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos de los sufrimientos; porque sabemos que el sufrimiento nos da firmeza para soportar,  y esta firmeza nos permite salir aprobados, y el salir aprobados nos llena de esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado” (Romanos 5:1-5).

“aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos). Juntamente con él nos resucitó, y así mismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús,  porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.  No por obras, para que nadie se gloríe,” (Efesios 2:5-9).

La carrera puesta delante de nosotros o la cruz de propósito que debemos cargar es personal, y una de las peores cosas que podemos hacer es que nos comparemos con otros, porque nuestro punto de comparación es solamente Cristo. Aprendamos de los errores de Saúl, para que no caigamos en el mismo error:

“Sin embargo, cuando las tropas regresaron después que David mató al filisteo, de todas las ciudades de Israel salieron mujeres a recibir al rey Saúl cantando y bailando alegremente con panderos y platillos. 7 Y mientras cantaban y bailaban, las mujeres repetían: «Mil hombres mató Saúl, y diez mil mató David.» 8 Esto le molestó mucho a Saúl, y muy enojado dijo: —A David le atribuyen la muerte de diez mil hombres, y a mí únicamente la de mil. ¡Ya sólo falta que lo hagan rey! 9 A partir de entonces, Saúl miraba a David con recelo” (1 Samuel 18:6-9).

IV.  Si entendemos nuestra posición en Cristo, podemos descansar en su obra terminada y así derrotar al estrés.
Pero si el estrés todavía está obteniendo lo mejor de nosotros, tenemos que echar un vistazo a lo que podría estar causando esto. Una de las principales causas de estrés y malestar en nuestras almas es la condenación o la falta de perdón. Muchas enfermedades psicosomáticas (que implica tanto la mente como el cuerpo) son causadss ​​por la condenación o la falta de perdón, porque la conciencia está diciendo: “Usted /ellos han hecho mal. Usted/ellos deben ser castigados. ¿Cómo no puede tu/su pecado ser castigado?”Auto-condenación y falta de auto-perdón van de mano en mano con la condenación y falta de perdón a los demás.

Muchas veces odiamos y condenamos en los demás lo que vemos en nosotros mismos. En psicología, llamamos a este fenómeno, proyección. A menudo, proyectamos en los demás los pecados de los que nos sentimos condenados nosotros mismos. Pero no importa que, al final, cualquier tipo de condenación o falta de perdón en nuestros corazones causa estrés innecesario en nuestros cuerpos, y esto puede conducir a diferentes tipos de enfermedades. No obstante, una vez más, Dios nos ha dado la solución a este problema en Cristo:

“Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra rociada sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?” (Hebreos 9:13-14).

Nunca debemos olvidar cuán grande es el sacrificio que Cristo ha hecho por nosotros, para que podamos descansar en su obra terminada, no sólo para nuestra esperanza de descanso en el cielo (la salvación), pero para que podamos caminar en victoria en esta vida.

“Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión: que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.” (2 Corintios 5:14-15).

Hay un poder llamado dunamis que viene a través de la resurrección de Jesucristo. En Filipenses 3:10, Pablo dijo: “Yo quiero conocerle a Él (Cristo) y el poder de su resurrección.” La palabra “poder” es la palabra griega dunamis, que significa “ser excelente del alma!” Dunamis es el poder que sana nuestras almas de toda herida causada por el pecado. Cuando participamos, tanto de la sangre que proviene de la cruz, y el poder (dunamis) que viene a través de la resurrección, obtenemos una curación completa en el alma de cada herida que tengamos, haciendo que podamos prosperar en todos los aspectos, con buena salud, de la misma manera que nuestras almas prosperan (3 Juan 1:2).

El poder “dumanis” es el poder que nos resucita con Cristo a una nueva vida. En la resurrección con Cristo, ya no estamos bajo la maldición de la ley.Pero, Jesús dice, recibe mi gracia, yo he obedecido para que tú puedas ser bendecido. Hemos sido liberados de nuestros propios trabajos, y Jesús nos invita a descansar en sus obra terminadas.

Este es le descanso al que hemos sido llamados. Si hacemos algún trabajo para Dios o para nuestros hermanos, no es porque tenemos que hacerlo, sino porque queremos. No somos más esclavos de la ley pero más bien esclavos del amor. Y no nuestro amor por Dios, pero el amor de Dios por nosotros ya que “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.” (1 Juan 4:10).

Debido a que contemplamos este amor tan asombroso, queremos nada más que complacer a nuestro Señor, que nos llama a amar a los demás a como el nos amó, y de esta manera, podemos unirnos a Pablo diciendo: … como Él (Jesús) es, así somos nosotros en este mundo “(1 Juan 4:17). Este es el nuevo mandamiento en el nuevo pacto, en el pacto de su sangre:  “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. Como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” (Juan 13:34).

V.  Así que, entramos en su reposo al aferrarnos a sus promesas porque:
“pues en él se cumplen todas las promesas de Dios. Por esto, cuando alabamos a Dios, decimos «Amén» por medio de Cristo Jesús” (2 Corintios 1:20).

“El Señor te protege de todo peligro; él protege tu vida. El Señor te protege en todos tus caminos, ahora y siempre” (Salmos 121:7-8).

Si estamos luchando por nuestros familias, podemos estar seguros de la promesa de Dios que ellos ya están santificados y santos por nosotros haber aceptado a Jesús como nuestro salvador:

“Pues el esposo no creyente queda santificado por su unión con una mujer creyente; y la mujer no creyente queda santificada por su unión con un esposo creyente. De otra manera, los hijos de ustedes serían impuros; pero, de hecho, [sus hijos] pertenecen al pueblo santo” (1 Corintios 7:14).

Si usted se pregunta qué va a pasar con nuestros hijos en medio de estos últimos días:

“Todos tus hijos serán enseñados por el Señor, y grande será el bienestar de tus hijos” (Isaías 54:13).

Si sus hijos no están donde usted quisiera que estén en estos momentos. Quizás ellos pueden estar legos del Señor, en las drogas, con los amigos equivocados, etc.,. recuerda esta promesa:

“Así dice el Señor: Reprime tu voz del llanto, y tus ojos de las lágrimas; hay pago para tu trabajo —declara el Señor—, pues volverán de la tierra del enemigo. Y hay esperanza para tu porvenir —declara el Señor—, los hijos volverán a su territorio” (Jeremías 31:16-17).

Debemos determinar en nuestros corazones el seguir al Señor, porque Él es el único camino:

“Y si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién habéis de servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al Señor” (Josué 24:15).

Cuando nos bombardean con noticias de los conflictos, desastres naturales, nuevas cepas de virus resistentes a medicamentos, personas que pierden sus seres queridos en accidentes extraños, enfermedades en nuestro cuerpo o en nuestros seres queridos, o cualquier otro ataque que venga en contra de nosotros, Dios dice, “No tengas miedo a los peligros nocturnos, ni a las flechas lanzadas de día, ni a las plagas que llegan con la oscuridad, ni a las que destruyen a pleno sol” ( Salmo 91:5-6 ). Porque lo hemos hecho a Él nuestra morada, los ángeles nos están cuidando ahora mismo (Salmo 91:9-11). Los ángeles dan atención a la voz de la Palabra de Dios, así que debemos dar voz a la Palabra de Dios. Esto significa que debemos estar de acuerdo y decir lo que la Palabra de Dios dice acerca de nuestra preservación y protección. Entonces, los ángeles son enviados para ministrarnos, “Porque todos los ángeles son espíritus al servicio de Dios, enviados en ayuda de quienes han de recibir en herencia la salvación” (Hebreos 1:14). Cuando el peligro nos asalta, podemos descansar en el hecho de que pueden caer mil muertos a nuestra izquierda y diez mil a nuestra derecha, pero a nosotros nada nos pasará ( Salmo 91:7 ). Recuerda que Dios dice que estamos en este mundo pero que no somos de este mundo. Tenemos su protección, porque somos de Él y estamos en Él (Juan 17:14-23).

Tenemos entrada por la fe en el lugar secreto del Altísimo donde ningún mal nos puede tocar, porque “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor, Él Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré ” (Salmo 91:1-2). Así que no hay necesidad de temer que vivimos en los ultimos tiempos porque el Señor es nuestro refugio y nuestra fortaleza.

VI.  Nuestro único trabajo o labor es trabajar para entrar en el reposo de Dios (recibir la gracia de Dios a través de la fe):
“Por eso, mientras todavía contamos con la promesa de entrar en ese reposo de Dios, debemos tener cuidado, no sea que alguno de ustedes no lo logre. Porque nosotros recibimos el anuncio de la buena noticia, lo mismo que ellos; pero a ellos no les sirvió de nada el oírlo, porque no se unieron por la fe con los que habían obedecido al mensaje [Josué y Caleb]. Pero nosotros, que hemos creído, entraremos en ese reposo, del cual Dios ha dicho: «Por eso juré en mi furor que no entrarían en el lugar de mi reposo.» Sin embargo, Dios había terminado su trabajo desde que creó el mundo; pues en alguna parte de las Escrituras se dice del séptimo día: «Dios reposó de todo su trabajo el séptimo día.» Y otra vez se dice en las Escrituras: «No entrarán en mi reposo.» Pero todavía falta que algunos entren en ese lugar de reposo, ya que, por haber desobedecido, no entraron los que primero recibieron el anuncio. Por eso, Dios ha vuelto a señalar un día, un nuevo «hoy», y lo ha hecho hablándonos por medio de lo que, mucho tiempo después, David dijo en la Escritura ya mencionada: «Si hoy escuchan ustedes lo que Dios dice, no endurezcan su corazón.» Porque si Josué les hubiera dado reposo a los israelitas, Dios no habría hablado de otro día. De manera que todavía queda un reposo sagrado para el pueblo de Dios; porque el que entra en ese reposo de Dios, reposa de su trabajo, así como Dios reposó del suyo.  Debemos, pues, esforzarnos (trabajar) por entrar en ese reposo, para que nadie siga el ejemplo de aquellos que no creyeron” (Hebreos 4:1-11).

¿Pero como nos esforzamos o trabajamos para entrar en el reposo de Dios?, el próximo verso en Hebreos 4:12,  nos explica que es por la palabra de Dios:

“Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

La Palabra de Dios nos prepara para toda buena obra que Él nos ha asignado, así que vamos a meditar en ella día y noche:

“Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).

La palabra de Dios nos ofrece descanso, pero a aquellos que han recibido su Espíritu, Dios ha provisto un lenguaje especial para hablar con él y se llama a hablar en lenguas:

“En verdad, con tartamudez de labios y en lengua extranjera, El hablará a este pueblo, al cual había dicho: Aquí hay reposo, dad reposo al cansado; y: Aquí hay descanso. Pero no quisieron escuchar.” (Isaías 28: 11-12).

Cuanto más oramos en el Espíritu, más permitimos que el poder de Dios expulse todos los miedos, el estrés, la preocupación y la ansiedad de nuestras vidas.  Entonces, veremos un mayor grado de curación para nuestros cuerpos, poder de Dios en nuestras situaciones y provisión para todas nuestras necesidades.

Recuerde que el Espíritu Santo esta en nosotros y “…Dios no nos ha dado un Espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio” (2 Timoteo 1:7).  No hay lugar para el miedo, donde está el Espíritu del Señor.

VII. El entrar en el reposo de Dios no significa que nos sentamos con la esperanza de que el mundo va a cambiar una vez que nuestro Señor Jesús regrese ya que Cristo está aquí en nosotros en la forma del Espíritu Santo.
En cambio, el entrar en el reposo de Dios significa que podemos estar seguros cuando nos enfrentamos a los gigantes de nuestras vidas, los retos, las dificultades, las persecuciones, los ataques del maligno, y avanzamos remplazando las obras del maligno en este mundo con las buenas obras Dios ya nos ha predestinado a traer a este mundo. Logramos estas buenas obras, porque estamos seguros que la victoria no depende en nuestras propias habilidades pero en la obra terminadas de Dios en Cristo Jesús, porque sabemos que la batalla es del Señor (2 Crónicas 20:15).

De hecho, Dios nos ha predestinado para estas buenas obras. No importa la edad que tengas, Dios nos ha llamado y nos ha habilitado a caminar en estas buenas obras.  Moisés tenía 80 años cuando fue llamado para rescatar a Israel. Josué era por lo menos 60 y Caleb tenía aproximadamente 85 años cuando entraron en la Tierra Prometida, la tierra simbólica del descanso de Dios, por lo que su edad no tiene nada que ver con su fuerza para caminar en las buenas obras ordenadas por Dios para su vida.

Josué y Caleb entraron el descanzo de Dios basado en el viejo pacto, pero nosotros tenemos un mejor pacto que ellos: si obedecían todo lo que Jehová había mandado, serían exitosos, y es por eso que no fueron capaces de conquistar completamente la Tierra Prometida, y por qué Israel no pudo mantenerla. Gracias a Dios que tenemos un mejor pacto. Nuestro éxito no depende de nuestra obediencia, nuestra fidelidad o nuestra fuerza. Nuestro éxito está asegurado, no sólo en los cielos (la salvación), pero en este mundo, ya que el reino de Dios está entre nosotros-“ni dirán: Helo aquí, o helo allí: porque he aquí el reino de Dios está entre nosotros” (Lucas 17:21), ya que a como Jesús es así somos nosotros en este mundo.

No importa si nos sentimos débiles, o no hemos estado a la altura de la excelencia de Dios ya que al reconocer nuestra debilidades es cuando el poder de Dios se puede manifestar con perfección en nosotros:

“Y El me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:9-11).

Es a través de esta confianza, que verdaderamente somos capacitados para caminar en las buenas obras preparadas para nosotros desde antes que fuéramos creados:

“Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por[a] obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas” (Efesios 2:8-10).

»Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mateo 5:14-16).

Si hoy, tu quieres entrar en este descanso, todo lo que tienes que hacer es esto:

“Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. La Escritura dice: «Todo aquel que en él cree, no será defraudado», porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que lo invocan; ya que todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:9-13).

VIII.  Este descanso no significa que usted no tendrá dificultades odesafíos en esta vida, pero que tienes el poder para triunfar sobre ellos ya que Cristo es tu victoria, y tu habitas en El.
No te sorprendas por los ataques que puedan venir por tu compromiso con Jesús. Jesús nos dijo que esto iba a pasar, pero que seríamos bendecidos por esto y nuestra recompensa sería grande. Así que, vamos a descansar en sus promesas:

“Dichosos ustedes, cuando la gente los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los ataquen con toda clase de mentiras. Alégrense, estén contentos, porque van a recibir un gran premio en el cielo; pues así también persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes” (Mateo 5: 11-12).

Recordemos que nuestros días sobre la tierra son cortos, pero no importa la edad que tengamos, nunca es demasiado tarde para empezar a caminar en las buenas obras ordenadas por Dios para nosotros. Axial que únete a en oración diciendo:

“Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” (Salmos 90:12).

“Sin embargo, no sabéis cómo será vuestra vida mañana. Sólo sois un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14).

Finalmente, creo que los próximos años serán años de gran victoria sobre nuestros enemigos. Dios nos invita a sentarnos con Él a Su mano derecha (ya que los que creen en Cristo están en Él, y como Jesús lo es, así somos nosotros en este mundo, 1 Juan 4:17), y ver cómo Dios pone a nuestros adversarios bajo nuestros pies; gobernaremos en medio de nuestros enemigos, porque Jesús es el cetro de nuestra fuerza. Que años maravillosos de victoria vivimos! Hoy, los invito a considerar la obra consumada de Dios, y caminar conmigo, como Josué y Caleb, a la tierra prometida, la tierra de su reposo.

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