La Vision de la Gracia

 

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Quisiera compartir con ustedes un sueño/visión que fue el que un dia me inspiro a continuar mis estudios médicos.  Este sueño cambió mi vida para siempre. En mi sueño, había un largo camino, y personas formaban dos largas líneas; una a la derecha y la otra a la izquierda del camino.  Era el día de juicio final, e inicialmente había comenzado a caminar en el lado del camino izquierdo, pero entonces pensé:  “Debería estar a la derecha porque los que estén a la derecha en el día del juicio final se salvarán.”  Al darme cuenta que caminaba al lado izquierdo, el lado equivocado del camino, comencé a llorar y orar pidiendo perdón.   Luego, en un momento de desesperación completa y absoluta, salí rápidamente de la línea y a empujones me cruce al lado derecho de la carretera, en la línea de las personas que caminaban al lado derecho, el lado correcto; porque ellos, yo pensé, serian salvos.  De repente, dos ángeles con alas blancas, me agarraron de mis hombros, y me sacaron de la línea.  Luché para librarme de los ángeles, pero eran mucho más fuertes que yo.  Realmente no me importó si eran ángeles; estaba dispuesto a luchar contra los mismos ángeles porque estaba luchando por mi salivación. Así que peleé para librarme con todas mi fuerzas, con la ultima gota de energía que había en mí, pues estaba peleando por mi vida; No esta vida, sino la vida eterna misma.  No iba a darme por vencido tan fácilmente.  Sin embargo, todo mi esfuerzo y mi lucha fue en vano.  Los ángeles me empujaron para el lado del camino izquierdo, y supe que iba a morir.

La lucha me había dejado completamente exhausto, y allí yo estaba de rodillas, con mi frente tocando el piso.  No podía dejar de llorar y rogar por perdón, pero era demasiado tarde.  Pensé, Dios mío, sé que fui un pecador, pero había pedido perdón, y Jesús me había liberado de mis pecados.  ¿Porque estoy ahora aquí, me pregunte?  Cuando ya había recobrado mi respiración y mis fuerzas, me puse de pie.  Miré alrededor de mí, y habían muchas personas alrededor vestidas completamente de blanco. No sabia dónde estaba.  Habían tantas personas alrededor, pero ninguna de ellas me dirigía la palabra; ellos miraban hacia el frente, en la misma dirección.  De repente, oí el sonido de una trompeta, y todo el mundo alrededor de mí y yo caímos de rodillas, aun los ángeles mismos.  Mientras estaba de rodillas, logré levantar la cabeza en un esfuerzo de ver qué ocurría. En ese momento, pude ver un hombre sentado sobre un trono, vestido completamente de blanco resplandeciente.  Mientras Él estaba sentado, me di cuenta que era Jesús; Su trono estaba exactamente al final del camino que yo había caminado momentos antes.  Observaba en horror pues el día del juicio final había llegado, y por razones que aun no completamente entendía, estaba en el lado equivocado del camino.

Inconsolablemente esperando mi condenación eterna, observe a Jesús levantar Su brazo derecho, y como si apuntara directamente hacia mí, dijo: “vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre; tomen su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Pues tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era un extraño y me dieron posada, necesité ropa y me vistieron, estuve enfermo y me cuidaron, estuve preso y me llegaron a visitar.”  Luego, vi a todo el mundo alrededor de mí bailando, cantando, y alabando Su nombre con una alegría exorbitante.  No podía creerlo, como si un velo caía de mis ojos, entonces podía ver y entender que había estado en el lado correcto desde un comienzo.  En ese mismo momento, todo el mundo alrededor de mí desapareció, y sentí alguien abrazándome, y murmurando a mis oídos con una voz muy cariñosa: “Mi niño, no te preocupes pues estas conmigo; No importa que tan duro tratastes, yo no te deje ir pues ninguna de mis ovejas se perdió.  Sé que allá en el camino, tratastes de irte por la vía equivocada, pero mis ángeles te detuvieron.  Tu trataste de lograr la salvación siguiendo lo que tu creías era correcto, el camino derecho, siguiendo un conjunto de reglas, regulaciones y leyes, pero mis caminos no son tus caminos.

La Salvación se obtiene por la Gracia, y no por la Ley.  Yo di mi vida para librarlos de la Ley, a fin de que tu y tus hermanos puedan vivir eternamente.  Por esta verdad, ustedes deben regocijarse, y deben compartir esta alegría con aquellos que no me conocen.  Por esto les ordené a mis apóstoles que fueran y compartieran las buenas nuevas con todas las naciones.  Pero no te dejes confundir por los maestros de la ley y los nuevos fariseos; Me llaman Señor, Señor, pero no los conozco.  Como en los días que camine sobre la tierra, estos falsos maestros ponen grandes cargas sobre las personas que ellos apenas pueden cargar, pero no levantan un dedo para ayudarles.  Creen saber el camino, pero realmente no lo conocen. Yo soy la verdad y la vida. Nadie viene al Padre excepto a través de mí.  Yo soy Amor. Nadie viene al Padre excepto a través del Amor.

Por favor, ayudenos a combatir el Síndrome de Alienación Parental: [wp-stripe]

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